lunes, 30 de marzo de 2009

Los husos... y abusos horarios

Es Lunes y estoy físicamente derrotado. Ha sido un fin de semana agotador, y el caso eso que no me he movido de casa por la lluvia, pero entre el absurdo cambio de hora y la diferencia horaria con la que Fernando Alonso ha paseado su troncomóvil por Australia, tengo un sueño tremendo.
A pesar de mi formación, y de que considero que tengo una mente abierta, no alcanzo a comprender la utilidad del cambio de hora. No veo el ahorro por ningún sitio, porque lo que no se va en lamentos se va en suspiros, pero siempre digo lo mismo, nadie da una puntada sin hilo, así que algún interés oculto debe existir para forzarnos a modificar los biorritmos dos veces cada año. ¡Vaya escupitajo de palabra!, biorritmo, otra nueva imbecilidad inventada por algún sociólogo del tres al cuarto, como el estrés postvacacional, y demás sandeces por el estilo. Mirad chavales, que ayer no tenía mucha hambre cuando tuve que hacerlo (hasta a mí me sorprende haber dicho tal cosa), que se hace raro preparar la cena con las últimas luces del día y no a noche cerrada como en días atrás, que te sorprendes de lo oscuro que estaba esta mañana al abrir los ojos, pero a mi el único biorritmo que me ha cambiado es que es Lunes, que me han tocado mi cuatrocientos kilómetros de rigor, y que ya estoy en el pueblo este de los ...
A pesar de que hoy la intervención del Banco de España de la Caja de Castilla-La Mancha debería haber llenado de contenido diarios hablados, escritos y digitales, en todos ellos he tenido que leer lo de los dichosos biorritmos, seguramente con un copia y pega de los mismos artículos de los años anteriores.
Muy ilustrados y cultos sociólogos, el biorritmo a quien se le cambia, y ello afecta directamente a su salud física y mental, es a toda aquella gente que trabaja a turnos rotatorios. El cuerpo humano es una máquina, y como todas tiene que estar afinada, y para estarlo no hay más remedio que mantener unas rutinas, que cuando son variadas hacen que se vaya al peo el difícil equilibrio en el que se sostiene.
Dos mañanas, dos tardes, dos noches... cuatro mañanas, cuatro tardes, cuatro noches, siete mañanas, siete tardes, siete noches... ¡Vivan los biorritmos!. Hoy como a la una, mañana a las cuatro, cenaré a las 11, pero mañana a las 8 porque voy de noche, y luego no me acostaré porque tengo que ir al banco, comeré temprano y me echaré una siesta hasta la hora de cenar, que será a las... No se los demás, pero mi hora de dialogar con el Sr. Roca es cuando me levanto, pero si un día me levantara a las 7 y al siguiente a las 7, pero de la tarde, ¿podría sacar lo mejor de mi?, o ¿quedaría el tren dentro del túnel?.
Fuera de metáforas escatológicas, es lo peor que te puede pasar, tener un trabajo por turnos, para ti, y para los que te rodean, que acaban por no saber nunca cuando trabajas, si vienes a comer temprano, tarde, o si directamente no vienes, y que te confunden por tus ojeras y pelo desaliñado por un extra del programa callejeros.

jueves, 19 de marzo de 2009

El Día del Padre

San José, día del Padre, del Padre con mayúsculas, del que además de aportar un bichito cabezón comparte la crianza y educación de los retoños con la madre que los parió. Y digo comparte, porque así es como creo que debe ser. Ya quedaron atrás los modelos familiares tradicionales, en los que la figura del padre era la del todopoderoso, que solo intervenía como juez supremo de las cuitas dentro de la familia. Pasó el tiempo del ordeno y mando, de la implacable figura del padre con minúsculas, con minúsculas porque a pesar de su poder nunca pudo disfrutar del brillo de los ojos de su hijo cuando metió su primera canasta, de las poses de su hija cuando se prueba modelitos o ensaya coreografías delante del espejo, del baño de los bebes, de las caritas de amapola cuando se quedan dormidos en tu regazo.
Ciertamente a cambio, ese padre con minúsculas, tampoco "disfruta" de las batallas campales para ordenar los cuartos, para hacer las tareas del cole y demás tareas cotidianas que siempre fueron encomendadas controlar a la madre.
El Padre, el de las mayúsculas, quiere participar en todo lo que afecta y rodea a sus hijos, en las alegrías y en los problemas, pero son muchas las circunstancias que impiden que lo hagamos. En mi caso particular las circunstancias son ya bien conocidas por lo relatado en otras entradas de este blog, pero en este día me acuerdo me los miles de padres que hoy sienten que no lo son ni con mayúsculas ni con minúsculas. Me acuerdo de aquellos padres a los que una legislación y una judicatura retrógrada y trasnochada les impide ser Padres. Vivimos en una sociedad en la que la relación en pareja se torna dificultosa, y en la que, por qué no decirlo, somos muy egoistas, y muchas veces más en nosotros mismos que en el proyecto de vida común que tenemos con nuestra pareja. Pero lo cierto es que hoy se rompen más pareas diariamente que las que se crean, y esto ha provocado que miles de padres se encuentren en un día como hoy privados de la compañía de sus hijos. Las custodias, los regímenes de visita y convenios reguladores en un porcentaje abrumador benefician siempre a la madre, dejando al padre como ese señor con el que tenemos que irnos algún fin de semana y unos días en vacaciones, y que no puede realizar esa tarea compartida de la que antes hablaba.
No quiero ser demagógico, se que hay muchos padres que están encantados así, y que además utilizan a los niños como arma arrojadiza contra esa pareja a la que no puedo entender, y esta es una apreciación muy personal, como pudiste quererla tanto un día como para tener un hijo con ella, y tanto la odias hoy como para utilizar a un niño para hacerle daño.
Nuestra sociedad ha cambiado, y mucho, en estos últimos treinta años, y la familia también, pero creo que es el momento de cambiar esas relaciones de parejas separadas con sus hijos, por beneficio principalmente de ellos, y que tan importante es la madre que los parió, como decía antes, como el padre que los fecundó.
Yo personalmente, llevo el título de Padre con mayúsculas con mucho orgullo, a pesar de ejercerlo de lunes a viernes telemáticamente, y solo por métodos tradicionales el fin de semana, pero me encanta sentir agujetas el lunes después de jugar al tenis con mi hijo y correr detrás de la patinadora el fin de semana.

P.D.: El mejor regalo en este día para este padre sería un abrazo cariñoso de sus hijos

miércoles, 11 de marzo de 2009

¡Falta personal!... Pues que la tire Epi

En los últimos días son repetitivas las noticias sobre la preocupante falta de profesionales de la medicina en España, hecho curioso, habida cuenta que gran parte de los estudiantes que finalizan sus estudios de bachillerato (que cada vez son menos) se interesan por estos estudios, pero la falta de plazas universitarias hace que sea imposible entrar en las Facultades de Medicina dada la gran nota que es necesario tener para ello.
Los profesionales médicos en España tienen una gran consideración fuera de nuestro territorio, tanto es así que hace unos días, a un reputado cardiólogo del que tengo conocimiento le han ofrecido marcharse a Reino Unido a trabajar, ofreciéndole mucho más de lo que aquí gana en la Sanidad Pública, casa. colegio para los niños, trabajo para la mujer, intérprete y cursos de inglés e inscripción en clubes de actividades que tenga como hobby. Mientras tanto en la Sanidad Pública española nos encontramos con que ir al pediatra con los niños es una odisea, cada vez nos encontramos con más médicos sudamericanos, cuya formación no es tan "reconocida" como la adquirida por los médicos patrios, y lo que es peor, con médicos de la Europa del Este, que por su desconocimiento del idioma inyectan altas dosis de preocupación al que le confía su padecimiento.
Con los profesionales de la enfermería también se está produciendo una dinámica similar.
Desde algunos frentes se les acusa de peseteros (o eureros mejor dicho), por marcharse a prestar sus servicios fuera del país que invirtió en su formación (leí el otro día en algún medio que se estimaba en unos 60.000 €). Pues bien, resulta que ese país que invirtió en su formación debe considerar que es un esclavo, que se pasará devolviendo esa formación durante toda su vida profesional. Deberá trabajar por un sueldo muy inferior a las responsabilidades que conlleva su trabajo, trabajará en turnos indecentes de 36 horas (ay de aquel que caiga en sus manos si lleva una mala guardia y está a punto de terminar el turno), no hay sustituciones en vacaciones (imposible encontrar médicos de familia o pediatras en verano, semana santa o navidad), por lo que hay que tomar las vacaciones en función de la "necesidad del servicio", los días libres cuando a "la casa" le vengan bien, no cuando se ajuste a tu interés o necesidades, la falta de medios (sin paracetamol en un hospital), el desprestigio de la profesión (hartos ya de agresiones físicas y verbales) y un sinfín de perlas como las anteriores.
Considero por tanto justificada la "fuga de talentos", o el paso a la sanidad privada, que les reporta mejores condiciones laborales y personales.
Pero ¿por qué no hay médicos?. La inversión necesaria es grande. Se necesitan profesionales médicos para la docencia en las facultades, que deberían hacer crecer el número de plazas ofertadas y se necesitan hospitales donde los alumnos puedan realizar sus prácticas, dotados de personal y medios suficientes para que esa formación sea la mejor posible. Se escapa de mi conocimiento si contamos con esos medios, o si el problema es la inversión necesaria para acometer la reforma necesaria. A lo mejor en lugar de sanear las arcas de los magnates de la banca el Estado debería haber invertido en no quedarnos sin médicos en el 2.025, como auguran los colegios de médicos.
Y mucho falso progre, de los que ahora hay legión, dirán ¿qué más quieren?, si yo estoy en el paro, y gano una mierda comparado con ellos, que encima se creen dioses. Mientras que tú dejaste los estudios, porque eso no iba contigo, y empezaste a trabajar y a ganar dinero, decisión que tú libremente tomaste, el profesional sanitario invirtió mucho tiempo (6 años + preparación MIR + residencia en un hospital), esfuerzo personal y económico suyo y de su familia, en prepararse para hacer algo que solo está reservado a Dios, si es que este existe, traernos a la vida, mantenernos en ella, y llevarnos a la muerte de la manera más digna posible.
Creo que ya es tarde para solucionar el problema, pero si no empezamos a ponerle remedio rápidamente, el problema se hará mucho mayor de lo que ya es

Vienen mal dadas

Malos tiempos para los docentes, cada vez peores. La Consejera de Educación de la Junta de Andalucía se ha empeñado en tocarnos las narices, por no nombrar otra parte de la anatomía situada unos tres palmos más abajo, con diferentes medidas que no hacen sino empeorar aún más, si cabe, la ya desastrosa imagen de los que nos dedicamos a la docencia.
En diciembre, con nocturnidad y alevosía (23 diciembre), como titularían los diarios sensacionalistas, nos felicitó la Navidad con un decreto sobre calendario escolar. En este borrador de decreto se establece que en Educación Primaria se adelanta en cinco días el comienzo del curso escolar. A partir de ahí, los sindicatos se han lanzado a la yugular de la titular de la consejería esgrimiendo argumentos válidos, pero dando así pábulo a la opinión público-mediática para devolvernos el dardo envenenado a los docentes. Me explicaré lo mejor que pueda. La señora consejera defiende este adelanto, y por consiguiente aumento de días lectivos, afirmando que contribuirá a una mejora de la calidad de la enseñanza que se presta, a una mejora de los resultados y a una mejora conciliación de la vida familiar y la laboral. Desmenucemos los argumentos:
1 - El aumento en cinco días no es en absoluto significativo para pretender que el número de aprobados final sea mayor, ni tampoco va a redundar en aumento de la calidad de la enseñanza. Es más, empezando el curso el día 15, como hasta ahora, las plantillas docentes de los centros no se vienen completando hasta finales de septiembre, por culpa única y exclusivamente de la consejería, que no nombra los profesores cuando debe, quizá para ahorrarse un dinerillo, o solo por incompetencia de aquellos que deben hacerlo, lo cual sería, si cabe, más grave. Si el curso se inicia el día 7 de septiembre, las plantillas de los centros deben estar nombradas totalmente con anterioridad, porque si no es así ¿donde está la mejora de la calidad si los niños no tiene profesor?.
2 - Durante este curso no se están realizando las sustituciones de los docentes que no pueden acudir a su centro de trabajo. No se cubren permisos por matrimonio (quince días sin profesor), no se cubren bajas inferiores a un mes (treinta días sin profesor), en los centros de primaria las sustituciones las cubren los docentes de apoyo educativo, con lo que los alumnos que precisan este apoyo se quedan sin él, y mil historias parecidas que cualquier docente podría contar de su centro educativo. ¿Mejora esto la calidad de la enseñanza que se presta?
3 - Aumentar cinco días lectivos el curso no realiza una mejora sustanciosa de la conciliación de la vida familiar con la laboral, teniendo sobre todo en cuenta que muchas familias, por diversas razones, tienen que disponer de la primera quincena de septiembre para sus vacaciones, por lo que en muchos casos puede suponer hasta un perjuicio. Creo que conciliar la vida familiar con la laboral tiene mucho más que ver con que la administración fomente medidas para que los padres tengan permisos laborales retribuidos periódicos para acudir al centro educativo de su hijo y compartir vivencias con los enseñantes de su retoño (no solo para protestar cuando lo hemos suspendido), que se modificasen los períodos vacacionales escolares (manteniendo el número de días lectivos) para hacerlos más acordes con los del mundo laboral, y que dichos períodos vacacionales fueran pedagógicamente más correctos.

Los medios de comunicación se han hecho eco de las protestas argumentadas de los sindicatos de enseñanza, pero lo que llega a la opinión pública es que los maestros no queremos trabajar cinco días más. ¡Qué cara tan dura tienen!, ¡quieren más vacaciones!, como tienen pocas vacaciones, quieren más, ¡con el trabajo asegurado, un sueldazo, vacaciones de lujo!. Nuestra consejera ha conseguido lo que pretendía, tirarnos a los pies de los caballos, desprestigiar aún más la figura del docente, y duele más cuando encima viene de quien te paga, y quien debería defenderte a muerte.
La calidad de la enseñanza es una suma de diversos factores, que interactúan entre ellos, y no de días arriba, días abajo en el calendario. La formación del profesorado inexistente gracias a los infectos Centros de Formación del Profesorado, cueva de desertores de la tiza, el excesivo número de alumnos en las aulas, que impide una atención más directa y personalizada, los medios tercermundistas con los que cuentan muchos centros, sin calefacción, sin espacios para diversificar las actividades docentes, sin equipos para acceder a las nuevas tecnologías (no todos los centros son TIC, aunque la consejería lo pregone), la falta de sustitutos, la dejadez de las familias en la educación de sus hijos, la dejadez de los alumnos en su propia educación, y sí, también la dejadez de los docentes, que en muchos casos entiendo que estén hartos de ser vilipendiados por todos lados.
Hay un señor mayor que lleva años paseándose por los platós de las televisiones y participando en tertulias radiofónicas hablando de la aberración de los horarios laborales españoles, y aunque no comulgo con todas sus aseveraciones, si que hay una en la que estoy muy de acuerdo: "los españoles pasamos muchas horas en el trabajo, más que ningún país de nuestro entorno, pero somos los menos productivos con diferencia". No por pasar muchas horas en el trabajo se obtienen mejores resultados, los resultados en la enseñanza señora consejera por tanto no es cuestión de días más o menos, es cuestión de dar contenido a esos días por parte de todos.

Se me olvidaba, para todos aquellos demagogos, los docentes empezamos a trabajar todos el día 1 de septiembre, estén los niños allí o no, y cuando sus hijos están de carnaval, romería, feria y faltan a clase y ustedes lo ven normal, nosotros seguimos estando en los centros.