Todos los tópicos que queramos, todos los epítetos que queramos aplicar, pero el partido de anoche entre España e Italia se tardará mucho tiempo en olvidar, por la emoción del resultado, por lo largo que se nos hizo a casi todos (sobre todo a mi mujer), por la tensión en la tanda de penalties... pero lo mejor de todo ver la cara de gili puertas que se les quedó a los italianos cuando vieron que estaban eliminados.
Es la primera vez en muchísimos años que no es a nosotros a quienes se nos queda esa cara de imbécil, porque yo digo siempre lo mismo: lo peor no es perder, sino la cara de idiota que se te queda. Tengo en mi retina aún las imágenes de Toni Kukoc saltando de alegría ganando la Euro Liga al F.C. Barcelona, la de Pedro Delgado perdiendo un Tour por un suspiro, la de Platini cuando Arconada se tragó aquella fatídica falta, que además no fue, Luis Moya gritándole a Carlos Sainz "¡TRATA DE ARRANCARLO CARLOS!", ese Camacho de alerones sudados acordándose de la madre del linea que nos anuló un gol contra Corea, la cara de Eloy al fallar el penalty ante Bélgica en México, la de Raúl cuando hizo lo propio ante Francia en el último minuto de los cuartos de final hace pocos años, la de Joaquín, la de los aficionados del equipo de mi Linares cuando los veía regresar hace unas semanas después de haber perdido el ascenso por tercer año consecutivo, la cara ensangrentada de Luis Enrique... Pero sobre todo porque era Italia, porque estamos enfrentados deportivamente desde hace muchos años, porque sea el deporte que sea juegan a nada y lo ganan todo, porque ese espíritu marrullero, fullero, tramposo que siempre nos ha sacado de quicio anoche se les volvió en contra, y porque aunque no nos tengamos que hacer ilusiones de ningún tipo, hemos dado boleto de regreso a casa a los campeones de Europa y a los campeones del Mundo.
Cuando llevé a mi hijo anoche a la cama le dije: "Recuerda lo de esta noche, porque es histórico, pasarán por desgracia muchos años antes de que lo puedas volver a ver". Quizá alguna vez él le tenga que decir lo mismo a su hijo, aunque sería lo mejor que dejase de ser algo histórico para convertirse en habitual.
Y hoy hablaremos de ello, se llenarán páginas de prensa escrita y espacios televisivos y radiofónicos, hasta mi madre me ha comentado esta mañana la emoción que sintió durante el partido. Todo sea porque nos olvidemos de la crisis, del puñetero euribor, la subida de la luz, el calor que hace, y en mi caso de las malditas oposiciones.
Es la primera vez en muchísimos años que no es a nosotros a quienes se nos queda esa cara de imbécil, porque yo digo siempre lo mismo: lo peor no es perder, sino la cara de idiota que se te queda. Tengo en mi retina aún las imágenes de Toni Kukoc saltando de alegría ganando la Euro Liga al F.C. Barcelona, la de Pedro Delgado perdiendo un Tour por un suspiro, la de Platini cuando Arconada se tragó aquella fatídica falta, que además no fue, Luis Moya gritándole a Carlos Sainz "¡TRATA DE ARRANCARLO CARLOS!", ese Camacho de alerones sudados acordándose de la madre del linea que nos anuló un gol contra Corea, la cara de Eloy al fallar el penalty ante Bélgica en México, la de Raúl cuando hizo lo propio ante Francia en el último minuto de los cuartos de final hace pocos años, la de Joaquín, la de los aficionados del equipo de mi Linares cuando los veía regresar hace unas semanas después de haber perdido el ascenso por tercer año consecutivo, la cara ensangrentada de Luis Enrique... Pero sobre todo porque era Italia, porque estamos enfrentados deportivamente desde hace muchos años, porque sea el deporte que sea juegan a nada y lo ganan todo, porque ese espíritu marrullero, fullero, tramposo que siempre nos ha sacado de quicio anoche se les volvió en contra, y porque aunque no nos tengamos que hacer ilusiones de ningún tipo, hemos dado boleto de regreso a casa a los campeones de Europa y a los campeones del Mundo.
Cuando llevé a mi hijo anoche a la cama le dije: "Recuerda lo de esta noche, porque es histórico, pasarán por desgracia muchos años antes de que lo puedas volver a ver". Quizá alguna vez él le tenga que decir lo mismo a su hijo, aunque sería lo mejor que dejase de ser algo histórico para convertirse en habitual.
Y hoy hablaremos de ello, se llenarán páginas de prensa escrita y espacios televisivos y radiofónicos, hasta mi madre me ha comentado esta mañana la emoción que sintió durante el partido. Todo sea porque nos olvidemos de la crisis, del puñetero euribor, la subida de la luz, el calor que hace, y en mi caso de las malditas oposiciones.